viernes, 22 de abril de 2016

El último grito de la moda (gótica)*

Albrechtsburg, marcando tendencia desde 1471. Eso es lo que dicen, más o menos –y con libertad de traducción- los afiches con los que se promociona este castillo. Si no leíste sobre Meissen (podés leer aquí La cuna de Sajonia) Albrechtsburg es el nombre con el que se conoce al castillo de la ciudad.
El edificio actual es de 1471 cuando, según cuenta la audioguía del museo,  los hermanos Albrecht y Ernest Wettin ordenaron la construcción de un castillo que funcionara no como fortaleza militar sino más bien como centro administrativo y residencia. De esta forma se convertiría en el primer castillo germano construido para tal propósito. Lamentablemente algún tiempo después Albrecht y Ernest se pelearon, se dividieron el electorado y jamás vivieron juntos, pero eso ya es parte de otra historia. Por supuesto, Meissen no quedó del lado de Ernst sino del de Albrecht, aunque el nombre Albrechtsburg comenzó a utilizarse recién a partir de fines del siglo XVII.
Para la construcción de la residencia se contrató al maestro Arnold von Westfalen, quien tuvo la tarea de diseñar un lugar que reflejara el poder y la riqueza de la familia. Y lo logró, ya que el edificio de estilo gótico tardío fue un pionero en términos arquitectónicos con su distribución de espacios y el diseño de las bóvedas, ventanas y escaleras. De allí  el eslogan con el que se lo promociona hoy en día. Si bien el castillo atravesó varias reformas y sobrevivió a algún que otro incendio, afortunadamente el estilo gótico del edificio fue preservado. Lamentablemente la decoración interna, como así también el mobiliario, no tuvieron la misma suerte. Para nosotros fue una especie de novedad ver un edificio gótico, luego de tanto barroquismo dresdeniano y rococó federiciano (güeeeeena... Si todavía estás preguntándote qué es el rococó podés ver la entrada de Potsdam haciendo click acá).
 Algo que no promocionan ni dicen a los cuatro vientos, y que uno se entera luego de atravesar un caldeado hall de entrada, es que el castillo no cuenta con sistema de calefacción. Detalle importante, más si uno lo visita en invierno… Así que nada de dejar el saquito en los lockers. Aún en sus épocas de esplendor el castillo contaba con muy pocos espacios calefaccionados, tal es así que los criados dormían muchas veces con los nobles, es decir, en la misma cama.
Uno de los habitantes famosos del Albrechtsburg, sin ser un noble, fue Johann Friedrich Boettger. Este alquimista alemán se decía capaz de fabricar oro, motivo por el cual el rey de Prusia lo cazó al vuelo nomás para ponerlo bajo su servicio. No obstante poco después Johann escapó de sus garras (no se sabe exactamente por qué, aunque uno puede llegar a imaginarse alguna pequeña razón...). Sin embargo pronto cayó en las garras del sajón Augustus der Starke (el fuerte). Paréntesis: ¡sí sabemos el origen del mote de este elector de Sajonia! Aparentemente el sobrenombre es literal: era tan fuerte que le decían también el Hércules sajón e incluso mano de hierro. Cuentan que, para demostrar su fuerza, solía romper herraduras con sus manos desnudas. Fin del paréntesis.
Boettger no logró fabricar oro pero a cambio, con la ayuda de Ehenfried Walther von Tschirnhaus y Pabst von Ohain (todos nombres fáciles de recordar), descubrió en diciembre de 1707 como hacer porcelana, ¡el oro blanco! No dejando pasar la oportunidad, en 1710 Augustus decretó la creación de -nada más y nada menos- la primera fábrica europea de porcelana, estableciéndola en el Albrechtsburg. Toda su fabricación tenía lugar en el palacio, salvo la cocción de la porcelana, que se efectuaba en un edificio contiguo. En este lugar se fabricó la primera porcelana de alta calidad fuera de oriente. Allí funcionó hasta que se la trasladó a su actual lugar a unas cuadras del centro de Meissen.
Enfrente, aunque en realidad conectada al Albrechtsburg, se encuentra la catedral de Meissen, cuya construcción se inició en 1260 para reemplazar a una iglesia románica más antigua (¿en qué estarían pensando?). Debido al poco espacio disponible terminó siendo una de las catedrales más pequeñas de Europa (¿quién se dedicará a determinar esto?). Para el año 1425, el primer elector Wettin hizo levantar en la misma iglesia la capilla de los príncipes para ser el lugar de descanso de su dinastía. Es, al día de hoy, uno de los lugares de sepultura más famosos de nuestros queridos Wettin, al igual que la catedral de Dresden. La iglesia gótica de Meissen, o Dom,  fue el asiento de la diócesis del margraviato hasta que la misma fue disuelta a fines del siglo XVI, como muchas otras, gracias a Lutero y su reforma. El edificio en si mismo no tiene ninguna cúpula pero no entraremos aquí en más detalles acerca del uso o no de este término.
Inicialmente se utilizó en Italia la palabra duomo para designar catedrales con una cúpula, pero con el correr de los años y su dispersión por el mundo el término fue empleado para referirse a iglesias que no eran catedrales o que no tenían un domo propiamente dicho. La gente (y los carteles) se refieren a la iglesia de Meissen como Dom, lo que está de acuerdo con su calidad de catedral pero no con la ausencia de cúpula. Es un caso, entre muchos, que ilustra la vaguedad e indefinición del término.

* Colaboración de D.G.F. D equivale a Diego. Imaginen el resto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy lindo lugar

Nicolás dijo...

La verdad es que por fuera el edificio no dice mucho pero por dentro es otra historia...